Pienso que para hablar
sobre una obra de la calidad de El Club
de los Poetas Muertos habría que tener un lenguaje personal y muy atrevido
como es la propia novela.
En primer lugar, si
comenzásemos de una forma totalmente objetiva y sistemática, con palabras tales
como “el transcurso de la obra tiene lugar en la prestigiosa Universidad de...”,
no estaríamos haciendo honor a la obra, sino más bien pisoteando parte de su
argumento rompedor de esquemas, y solo un estúpido o un masoquista se
empecinaría en romper algo roto o rompedor.
En segundo lugar, el
comentario debería de tener un tono peculiar para así tratar con decoro al
excepcional profesor Keating y, tal y como él mismo explicó, rellenarlo con
párrafos y párrafos ingeniosos y rebuscados, inclusive aunque el alumno al que
se le plantea el reto no haya más que leído la portada y la contraportada del
libro o peor aún, un caso que se da progresivamente en más ocasiones, visto la
película.
A veces (muchas,
demasiadas...), las películas conservan del libro poco más que el nombre de sus
personajes y otras (que se encuentran en peligro de extinción), sí que resultan
fieles al mismo, pero no estamos haciendo una crítica a la cinematografía
actual, por lo que dejemos de irnos por las ramas y dejemos de hablar en plural
cuando soy yo únicamente quien tiene la culpa de todo lo que salga de estas líneas.
En tercer lugar, en un
comentario convencional, comenzaría a hablarse del tema de la obra, no
obstante, decir que el tema principal es “carpe diem” no se merece ni un Goya
ni un gallo pues hasta el susodicho
animal sería capaz de vislumbrarlo, si supiera leer, claro está. Sin embargo
hoy en día parece que la capacidad lectora no está asociada a las “crestas”.
Por lo tanto, y viéndome
obligado a hablar del mismo por un impulso interior, debo decir que, aunque
“carpe diem” puede ser la base de la obra, éste no es más que eso: los
cimientos, pues en el libro se ven reflejadas todas las formas en las que se
podría enfocar el término literario, recomendando así a sus lectores la
iniciativa de llevar a cabo una vida en la que se disfruta del momento, pero
también teniendo en cuenta las consecuencias y riesgos de la vida...y la
muerte; y es que, el verdadero argumento de la obra se muestra y oculta en
aquello que decían los iniciados: “Me fui a los bosques porque quería vivir sin
prisas. Quería vivir intensamente y sorberle todo el jugo a la vida. Dejar a un
lado todo lo que no era la vida. Para no descubrir, a la hora de mi muerte, que
no había vivido”-E.E. Cummings. De esta forma, se crea una oda a la literatura,
una alabanza a su necesidad para la humanidad sin despreciar el resto de artes
y oficios y es que la literatura es aquello que nos hace vivir, que describe la
vida, que nos la enseña, la literatura es la ventana la cual se verá...
En cuarto lugar,
hablaremos los personajes, pero como ya he dicho que el comentario es mío y no
hay ningún “nos”, pues obviaré a los personajes y crearé tres bloques
referentes a los mismos:
•
Los
profesores normales de la Universidad y las normas del propio recinto resultan
ser un muro, un muro que no deja ver a la juventud lo que es la vida realmente;
aún así, al final, veremos como un profesor más comienza a hacer otra ventana
porque la luz que ésta ha otorgado, le ha hecho ver.
•
Keating
resulta ser quien golpea el muro para romperlo y colocar una ventana a través
de la cual sus alumnos verán más allá.
•
Los miembros
del Club de los poetas muertos son aquellos que se han asomado y han
descubierto que no era una ventana sino una puerta, la cual han atravesado.
Sin embargo, exponerse a
la vida conlleva exponerse a la muerte, tal y como Keating explicó y por lo
tanto, para entrar en el Club, sería necesario morir. Así pues, todo ellos,
incluido Keating, son iniciados.
Finalmente, para expresar
mi agrado con la obra, realizaría alguna que otra cita al libro, pero es algo
que realmente no se merece pues para hacerlo en condiciones debería citar el
libro al completo. Así pues, para acabar, me gustaría recomendar su lectura a
todo aquél que lea estas líneas y no lo haya leído.
Y por último, hacer una
mención de honor a Neil, el primer miembro real del “Club de los Poetas
Muertos”
Francisco Pozo Pérez 1º Bachillerato C