El texto que comentamos es un texto periodístico, concretamente
un artículo de opinión publicado en el diario El País en la fecha de 5 de
septiembre de 2003. Se trata de un texto expositivo-argumentativo, en el que
desde una perspectiva crítica, Juan José Millás expone la hipocresía de la
sociedad actual y en el que se expone brevemente una serie de casos en los que
unos padres actúan de manera nociva ante su hijo adolescente al que pretenden
juzgar por infracciones propias de su edad.
Juan José
Millás expone un reflejo de la sociedad casi caricaturesco, unos padres con
complejo de autoridad guardan excesivo control por su hijo adolescente, tanto
que pretenden enterarse de sus fechorías por medio de un detective. El hijo,
también caricaturizado, se presenta más ingenioso que sus necios y díscolos
padres y usa otro detective contra ellos exponiéndoles así la mentalidad y
política explotadoras, extremista e inhumana que usaban en su vida
cotidiana. El tema de este artículo de
opinión puede responder a la falsedad de la sociedad actual, en este caso
española, con referencias explícitas a
la política del país, y en los que los dirigentes de una familia adinerada,
fieles practicantes de la religión católica, aparentemente cultos y bien
educados, son partícipes de un esperpento en el cual su imagen queda
distorsionada por unos comportamientos viles con inmigrantes, por ideales
intolerantes, radicales e inhumanos junto con una actitud deshonrosa; el autor
usa estos caricaturizados padres como reflejo de nuestra sociedad.
Me inclino
hacia la opinión de Millás, que con su exposición nos hace replantearnos a
todos lo duro y crítico que nos mostramos frente a los elementos que vemos
inadecuados y lo poco que “autoexaminamos” nuestro propio comportamiento;
aunque en algunos casos este sea mucho menos ofensivo que el que se muestra en
el texto. Para ello, Juan J. Millás utiliza al joven adolescente ateo que
comete delitos que, en comparación con las barbaridades que hacen sus padres,
son insignificantes. No obstante, una reflexión sobre estos hechos pone de
manifiesto que el consumo de drogas o faltar al instituto durante un trimestre
deben ser considerados negativamente; al chico no debe colgársele la etiqueta
de héroe de la historia, ya que también es un reflejo de la caricatura de sus
padres, aunque menos distorsionado y dotado, como es obvio, de ideales opuestos
a la de sus progenitores.
En mi opinión, se
detectan correctamente ambas caras de la misma moneda gracias a ese remate
final en el que el autor lanza esa interrogante moralizadora de “¿quién debería
rezar por quién?, mostrando a los padres practicando fielmente la religión
católica y contrastándolas con las imágenes humillantes y deshonrosas expuestas
poco antes. Ello hace preguntarnos por cuál de las dos conductas nos
decantaríamos, por la del hijo o la del padre, pues ambos comenten la misma
vulneración de la intimidad usando a detectives, así como comentiendo diferentes
imprudencias en su vidas.
En conclusión, estamos ante un artículo de opinión muy agudo que ha
sabido ejemplificar esa hipocresía de la que hemos hablado a raíz de casos que
a primera vista chocan y pueden causar discordia, pero que posteriormente hacen
replantearse el comportamiento de cada uno, que no siempre es el más acertado.
Por SOFÍA COSANO. 2º Bach. B
* Los colores representan las distintas partes del comentario de texto explicadas en clase.